Nos marchamos y nos marchitamos

Nos marchitamos…
Sin saber cómo ni porqué,
pero nos marchitamos.
Dejamos que la vida pase ante nuestros ojos y
luego nos marchamos y así,
así nos marchitamos.
Lloramos, reímos, salimos, dormimos y luego…
Luego nos marchitamos.
Sentimos, vemos, tocamos, olemos, saboreamos y luego…
Luego nos marchitamos.
Amamos, odiamos, nos queremos y después nos enfadamos y aún así, aún así nos marchitamos.
Pero… a pesar de todo,
nos pasamos la vida reflexionando sobre la hermosa flor que fuimos algún día y es en ese mismo instante en el que damos sentido a la vida, aunque al final…
Al final no sirve de nada, si antes de vivir ya nos marchitamos.


Alias, el corazón

Según wikipedia es el órgano muscular principal del aparato circulatorio en todos los animales que poseen un sistema circulatorio. En el ser humano, o sea, en algunos de nosotros -no todos cumplen la función de humano- es un músculo hueco y piramidal situado en la cavidad torácica. Funciona como una bomba aspirante e impelente, impulsando la sangre a todo el cuerpo.
Según mi experiencia es como un puzzle: en la foto de la caja aparece montado, precioso, fácil de completar, a la espera de que alguien se digne a juntar esas 500 diminutas piezas para crear un precioso paisaje que, seguramente vuelva a romperse, y así, sucesivamente. Mucha gente coge la caja de arriba abajo, la sacude y deshace el contenido.
Unos se dedican a quitarle el polvo y otros, a hacérselo. Será tocado por mil manos, pero al final solamente tendrá un único propietario.
Así es él.
Alias, el corazón.


De paseo por tus sombras

Y así pasan los días,
que te miro sin que lo sepas, como hacen los espías.
Y así, revolotean las mariposas por mi piel de gallina,
como si tú fueses droga, como si tú fueses morfina.
Ni el mejor adivino podría llegar a saber lo que mi mente imagina,
cuando te paseas por mi vera eres pura adrenalina.