_Elegí tu senda, y aquí me tienes, olfateando tu rastro, y dando trémulos pasos que no sé si me acercan o me alejan.
Voy cargada de buenos presagios, para que mis travesuras no hagan sino tambalear los fundamentos de nuestra distancia, que tu omnipresencia pone más que en entredicho.
Embalsaré el torrente impetuoso de inmadura impaciencia, hasta que pueda ofrendarte mis acrisolados argumentos para forjar un despertar dulce, vibrante y aromático en tu compañía, sin fisuras ni impurezas.
Y cómo no, te exigiré retribución por haber damnificado mi autonomía emocional, si es que prefirieras cerrarme la puerta, después de limpiarte los zapatos en el felpudo de mi franqueza. Aunque si ésto ocurriera, yo me desmoronaría ante tí y desaparecería en un charco de tóxica candidez, quedando tú, liberado para siempre.
Y me da miedo.

_Y en cuanto a tí: ya que las personas cambian, no sé quien eres ahora
tampoco sabré si fuiste quien yo creía
así que te mantendré cual pompa de jabón ingrávida y polícroma, deambulando por mi mente y serás ora un lindo recuerdo del futuro, ora una ansiada profecía del pasado, hasta que la punta de la aguja de la costurera que confecciona los destinos, te explote sobre mí y caigas metamorfoseado en fina lluvia, penetrando por los permeables poros de mi piel
y de esta comunión que derrotará al monstruo de la distancia, renacerán verdes brotes de nuevas realidades.

_No sexo, mentiras y alergia a los ácaros de otros siglos. Si la vorágine de hechos indeseados e intolerables me arrastra, sin rumbo fijo, a otras latitudes, desde allí, seguiré contemplando perpleja la realidad,a través de mi espejo bidireccional de bolsillo. No voy a preguntar que hora es, ya se que es tarde, en realidad, no voy a preguntar nada, porque las respuestas carecen de sentido,son estrepitosas y enrevesadas.
Dejaré mi casa bien arregladita,lista para su próximo inquilino,cerraré la puerta,y antes de oir el portazo, saltaré por la ventana decidida a encontrar la estación de la que parte mi tren y sacarme un billete de ida.