TU DULCE SONRISA

Soñó el poeta:
“Por una mirada, un mundo;
por una sonrisa, un cielo;
por un beso…, yo no sé,
que te diera por un beso”.

Siempre reía, reías…
Tu sonrisa festiva me colmaba
con la dicha de admirar tu contento,
tentando mi quieta algarabía,
recreabas con primor mi alegría
y disipabas cualquier tormento.

Tu amado rostro luz radiaba;
tu beldad mi ansia calmaba;
tanta felicidad en compartir tu armonía,
excitaba en mí puros ensueños,
cual bello amanecer terreno,
que difuminaba mi melancolía.

Tu frondoso pelo, pistilos en flor,
que atusabas con suave primor.
Una fina ilusión hecha movimiento,
que el viento con deleite peinaba,
mientras mi ternura lo rozaba
y aireaba mi baldío lamento.

Mi lindo ángel, soñabas besos;
ansiabas besos; prodigabas besos.
Esos tiernos mimos de tu perdido albor,
que alborozaban el latir de mi corazón,
alimentando mi sentir y mi razón;
me devolvías la fe y, con cada beso, amor.

Tu mirar alegre, cual preciosa aurora,
era chispeante y ansiaba renacer.
Un bello espejismo de ensueños adolescentes,
que me colmó en mi madurez
por volver a una niñez que no ansié dejar;
había, en tus ojos, hilos florecientes.

Tan excelso poeta soñó en ti feliz intuición;
sin saber, musa eres de sublime inspiración.
Pleitesía a un beso; una sonrisa; una mirada;
de verte, en vano sería su fértil imaginar;
su pluma perfecta no sabría despertar,
al tornarse ciega ante tu profunda mirada.

(21 de abril de 2011)


EL CLAVEL

Daría mi vida entera
por el rojo de tu boca,
que ensueños me provoca
del clavel que brota en mí.

La vereda del camino
me mostró la hojarasca
de un mundo desconocido,
que da el amor por perdido
a fuerza de ingratitud.

Un mundo, en el que la vida discurre
entre renglones torcidos,
deshojando al viento los latidos
de un corazón, que rezuma el deleite
de un paraíso otrora vivido.

Un mundo de fatuos dioses,
que con paso recio avanzan,
hundiendo sus pies de barro,
por enarbolar el velo de su orgullo
bajo el hechizo de falsos hados.

¡No permitamos su tiranía!
El corazón de un poeta
no retrocede en la adversidad,
ni sucumbe en su agonía;
es metal forjado con cada herida.

Dibuja con trazos coloridos,
su vida pendiente de un hilo,
cual cometa empujado por el viento,
que se eleva al firmamento
sin echar la vista atrás.

Ya atisba un universo nuevo,
de nubes de algodón y carmesí;
radiante en sus altos vuelos,
donde se cumplan sus anhelos,
al ver tu boca sonreír.

(4 de enero de 2015)


LUCIÉRNAGAS EN PRIMAVERA

Cuando contemplo tu hermosura,
lluvia de luciérnagas en primavera,
de mi congoja resulta alegría;
mana cual fuente de juventud,
tornándose mi sosiego, armonía,
donde el aire destila aroma de virtud.

Tus cabellos de ébano,
perla negra que surca los mares,
son promesa de inmortal felicidad,
cuyo recuerdo en mí ha florecido,
al abrigo de tu beldad,
en un vínculo de almas renacido.

Me miras con esos ojos,
cuyo mágico hechizo besa la luna;
son lirios del valle que reverdecen;
fraternal comunión que derriba fronteras;
única verdad que me ennoblece,
cuando musito tu nombre de mil maneras.

Eterna boca de fresa jugosa,
esculpida por poetas en sus prosas;
tus besos aletean en mi corazón,
susurrando perlas hermosas,
que trastocan mis sentidos y mi razón;
con cada verso, brotan rosas.

Es tu rostro, paraíso de colores,
que la silente pluma desconoce;
que los escultores no logran cincelar,
pues los dioses reflejaron en él
la más bella luz del amanecer,
al despertar el trino de los ruiseñores.

(10 de enero de 2015)