Cuando llega la noche

Cuando llega la noche, el vello se me eriza como las espigas de un campo de trigo, buscando una salida para que mis sentidos se puedan esparcir por el entorno vacío de mí alrededor.

Que maravillosa oscuridad, que eterno silencio para alimentar mi alma de dulces tristezas y penas cristalinas, que en forma de diamantes, riegan las tierras de los sentimientos.

Cuando llega la noche, dejo que afloren todas mis voces, voces que arrasan el vacío como una avalancha de cuchillos que van a clavarse en el sordo entorno de otra vida, donde la sangre, no es el río que la mantiene en pie, en otra vida donde el motor principal es la negra espesura de no ser nada, de no pensar, de no sentir, un motor apagado que nadie escucha, pero que es capaz de sacarte de tus arenas movedizas en el momento exacto.

Cuando llega la noche, la piel se me seca por la falta de emociones, porque ya no tengo ansias y no comprendo el porqué.
Un susurro frío me atraviesa y deja en mi corazón la única sensación de que sobro en este pequeño y ridículo habitáculo que arrendó mi cuerpo desde que se hizo, y donde además de dejar una sombra inútil, no he podido dejar nada más.

Cuando llega la noche, veo que el reloj de mi historia ha tocado su fin y necesito subir al barco de mis fracasos para zarpar de una manera más digna de la que arribé a la costa de mis miedos, y con un temple inapropiado, me alejo hacia ese horizonte de fuego que se ahoga en el frío y oscuro futuro que no tendré.

Cuando llega la noche abro los ojos y veo la luz que me hace falta para seguir, cuando llega la noche mi vida tiene sentido y siento la helada caricia de mi compañera, la soledad, y con ella doy un paso detrás de otro por el arduo camino que elegí.
Cuando llega la noche se despierta mi alma.


Mi querido Súcubo

Ayer soñé que soñaba contigo,
y mientras el sueño nacía
cuando ya no era de día,
me desperté y te vi.

Ayer soñé contigo,
pensando que te tenía,
soñé que me estremecía
porque tus brazos sentí.

Ayer, al fondo del sueño
tu lujuria me envolvía,
mi alma se deshacía
en un loco frenesí

Y en un vaivén extasiado,
el amor se repetía,
¡no quiero que llegue el día!
ayer tu rosa sentí

Pero al mirar a mi lado
me encarceló la apatía
vi que no te tenía
sin esperanzas caí.

Ayer soñé que soñaba contigo,
Ayer soñé que dormía
me durmió la noche fría,
dormí para no sentir.


Otoño

El calor está huyendo y la luz cada día cae antes.
Algo está cambiando a mí alrededor,
algo fresco que me deja respirar versos desarmados arrastrados por el aire.
El húmedo frescor del otoño
deja surcos de lágrimas que corren en mis ventanas hacía esa meta,
soporte del cristalino entierro de su recorrido,
y al final, plasmado en el vidrio,
queda el corazón perenne y frio.
El húmedo frescor del otoño
me recuerda que es la época en la que florecen los románticos,
esos románticos tristes de amor
que lanzan sin piedad sus envenenadas flechas
de poemas rotos.
El calor está huyendo y la luz que cada día cae antes,
me recuerda que el papel seco y agrietado,
necesita respirar la vida,
esa vida que mi pluma le ofrece a través de sus negras venas.
El papel respira,
y el húmedo frescor del otoño mueve mi mano,
y sin poder tocarte,
sigo tatuando mis sentimientos como forja caliente entre tu piel y la mía.
Sigo tatuando mis sentimientos en ti,
y el calor huyendo arrastra mi apatía
dejando paso al húmedo frescor otoñal, que me bautiza
con musas románticas que acarician mi inspiración.
Está llegando el otoño
y el halo circuncéntrico de las ideas,
está uniendo las plumas fatigadas de otros tiempos,
unión de fortaleza, unión blanca y negra,
palabras sueltas.
Sonidos entrelazados
onomatopeyas que cubren el ambiente
creando ocultos mensajes que vuelan de beso en beso
de rima en rima.
Está llegando el otoño arrastrando la proxemia
de propincuos corazones templados de amor
y se plasman en papiros viejos
dulcemente guardados.
El calor está huyendo y la luz cada día cae antes,
reviven los amantes de amor pacientes,
poetas de siempre empuñando la pluma de los pecados,
poetas románticos.
Ha llegado el resurgir de los poetas
entre los vientos de otoño,
y con ellos sus poemas.