Te recuerdo

Te recuerdo en otra dimensión
donde el tiempo
te bañaba en esplendida juventud,
donde el sol acariciaba tus mejillas
y besaba tu sonrisa carmesí,
donde la luna maquillaba tu belleza
Con su tenue y delicada luz.
Te recuerdo siempre así,
allí, aquí y ahora,
porque el tiempo solo ha pasado por mí,
porque aquellos dulces recuerdos
perduran latiendo en mí corazón,
y en mi interior resuena tu voz gentil.
Te recuerdo así,
vestida de arco iris, siempre-
por el mes de abril.


Payaso de feria

Aquel hombre que te hacia compañía,
era mendigo y recitaba poesía.
Aquel hombre era rico en tiempo,
y a placer contigo lo compartía.
se pasaba horas hablándote
de su vida dormida
narrándote sus hazañas inventadas,
y que en sueños escribía.
Era hombre de mundo, de cultura
y filosofías, de mirada perdida
y sonrisa vacía,
pero su reto era cambiar tus lágrimas
por sonrisas.
Si alguna vez lo ves dormir
bajo las estrellas,
recuérdalo como al payaso de ferias.


Exilio a un poeta

Soy pastor entre sombras,
ángel de mis pasos sin demora,
buscando posada
para enriquecerme de nuevas historias.
Al encuentro, un almendro florido,
con ojos de gacela ofreciéndome descanso;
pero mi instinto me advierte
que el engaño está presente,
y yo, que reparo en mi inconsciente
sin rodeos me alejo de su aroma envolvente.
Inmaculada noche,
de lunas cuarto creciente,
que de entre mil estrellas
me envías a la más ardiente.
Que recio se vuelve mi aliento,
que áspero mi respirar de repente,
oscilado Hidalgo..
¿Por qué desprecias tú suerte?
No hallo monedas para pagar tal menester,
pero tampoco tendré recompensa,
si no retrocedo a complacer
tales deseos de mujer.
Redicho nombre pongo en duda,
que ahora ya, caballero sin armadura,
nada más he de perder.
Y heme aquí, todo flacucho
y temblorosa salud.
Retornando sobre mis pasos
presto a sus hechizos y encantos,
aunque fulminado caiga en sus brazos;
pero satisfecho muera yo
por el arresto de sus besos.
Y que en este pliego culmine
tan voluptuoso sollozo,
rechinando en mis dientes su gallardía
y exhalando mis huesos su ultimo suspiro.
¡Cuan bello sois, almendro florido!
Que vuestro cobijo me habéis ofrecido,
para mi exilio.