unnamedLe enseñó a Carmen, madre de Violeta, un buda que había pintado en el balcón de su sala, Se trataba de un buda joven, casi niño, de ojos grandes y bellos. El comentario de Carmen al verlo fue: ¡Siempre te pintas a ti mismo! Y se volvió con ligereza.
Y así, entre Lisipo Marconell, su gente y su vida, y un servidor de ustedes, nació el derviche ciudadano, el Niño Buda de la Fuensanta.